Diseñado con el objetivo de simplificar, ordenar y mejorar los procesos contables y las decisiones de negocio tanto en las pequeñas y medianas empresas como en los emprendimientos, un sistema de gestión comercial es un recurso informático que, en plena era digital, puede marcar la diferencia entre un éxito rotundo y un resonante fracaso.
Durante las últimas décadas, como consecuencia del desarrollo exponencial de las innovaciones tecnológicas, se generó una explosión de cambios en todos los ámbitos del quehacer humano. En este contexto, el mercado se vio obligado a enfrentar el enorme desafío de asumir estos cambios para adaptarse a las nuevas reglas de la era digital. Actualmente, la decisión por parte de las pymes y los emprendedores de invertir en la implementación de un sistema de gestión comercial puede marcar la diferencia entre un éxito absoluto y un lamentable fracaso.
Efectivamente, hasta hace pocos años, el manejo de los datos en el sector empresarial no representaba un tema de mayor preocupación. Dentro de una pyme, cada área procesaba su propia información de manera aislada e independiente, sin bases de datos comunes ni, mucho menos, procedimientos automatizados que agilizaran el intercambio de esa información. De hecho, las duplicaciones, inconsistencias e incluso las omisiones de datos formaban parte de los imponderables cotidianos que eran causa de operaciones ineficientes, pérdidas de tiempo y altos costos de producción. Este fue el preludio que pondría en evidencia la necesidad de crear los primeros sistemas de gestión comercial.
Ahora bien, con el surgimiento de la economía 4.0, los márgenes de error comenzaron a volverse cada vez más estrechos. Ante un mercado más agresivo, una competencia más especializada y, sobre todo, un cliente híper conectado y súper informado, con muy bajos niveles de tolerancia al error, la implementación de estos sistemas de gestión comercial pasó a representar un asunto de máxima prioridad. En la actualidad, sin importar el rubro, trayectoria o envergadura de una empresa, incorporar este recurso, lejos de ser una alternativa posible constituye, cada vez más, una necesidad impostergable.
